Cómo lanzar un bien un proyecto: proceso y equipo
Un proyecto es como un tren que tiene dos raíles: proceso y equipo. Si falla uno de los raíles, el tren descarrila.
Por tanto, el gran principio para lanzar bien un proyecto es:
- Diseñar un proceso excelente que se despliegue en mejora continua.
- Crear un equipo ágil.
El proceso se suele trabajar muy bien, pero ¿se puede desplegar ese proceso sin un equipo de personas motivadas y coordinadas? La respuesta que cualquiera da será «no, por supuesto» ¡y ese es el problema! ¡Se da por supuesto que las personas se motivarán y se coordinarán!
Pero la experiencia y las investigaciones nos dicen que esto se logra pocas veces porque no surge de forma natural y porque los jefes no conocen la metodología para hacerlo. Incluso este es el problema que suelen surgir en la metodología Agile cuando no usa la metodología del Coaching de equipos.
Nota: cuidado con pensar el tan manido «para eso les pagan» a los colaboradores, porque eso se transmite sin querer y, muchas veces, la respuesta (consciente o inconsciente) de estos es «para lo que me pagan, ya hago bastante.»
Por tanto, el secreto del éxito de un proyecto está en cuidar ese otro raíl que es el de crear un equipo ágil.
¿Cómo creamos el equipo ágil al lanzar un proyecto?
Al comenzar, tanto los jefes como el equipo pueden tener las mejores intenciones, pero se necesita cuidar dos aspectos que se retroalimentan:
- La motivación como equipo para crear orgullo de pertenencia.
- La coordinación de las funciones y de las tareas.
Para ello, pondremos en marcha tres líneas de acción:
- Que todos se impliquen en lograr el objetivo.
- Entusiasmarse de trabajar con sus compañeros/as.
- Mejora continua desde el inicio.
Son tres vértices de un triángulo. No puede fallar ninguno de ellos. Como vemos a lo largo de esta metodología, se trata de no dejarse atrás ninguna de las piezas en la construcción global. Es por ello tan importante la habilidad del/la coach o líder-coach para llevarlo a cabo.
Veamos unas primeras nociones de cada aspecto.
1. Que todos se impliquen en lograr el objetivo:
Explicaremos muy bien el objetivo para que les llegue a la cabeza y al corazón. Este es un aspecto clave que a veces se deja atrás.
La herramienta ideal para ello es el relato del cambio.
Se seguirá cuidando la comprensión y el aprecio del objetivo a lo largo del proceso para que signifique algo importante para el equipo.
2. Entusiasmarse de trabajar con sus compañeros/as.
Somos animales sociales y una de sus satisfacciones es trabajar en equipo «bien». Puede entenderse este importante aspecto en estos estudios.
Con la habilidad y las herramientas adecuadas, se abrirán los espacios de relación y comunicación adecuados, con los que se crea el ambiente que todos deseamos.
3. Mejora continua desde el inicio:
Así como normalmente el objetivo le viene dado al equipo, éste debe tener libertad en cómo conseguirlo.
Cuando el equipo genera conjuntamente el plan, aportando cada uno su punto de vista, las personas se implican al implementarlo y lo comprenden de la misma forma, con lo que les resultará sencillo sincronizarse.
Gracias a esa creación y comprensión conjunta, cada uno podrá resolver dinámicamente cualquier imprevisto al ejecutar el plan, pues sabrá lo que los demás esperan y preverá como van a reaccionar los demás.
Podrán adaptarse como equipo, mediante la prueba-error conjunta. Aquí tienen un papel fundamental las reuniones breves de mejora, muy desarrolladas en el modelo scrum de la filosofía Agile.
Estas reuniones y el trabajo coordinador son también el pegamento que hace que el equipo se siga cohesionando y se sigue entusiasmando con el trabajo en equipo.
Ojalá que esta guía te haya resultado útil para lograr tu plenitud y la de las personas que te rodean.
Puedes ver aquí nuestra certificación en coaching de equipos.