Las etapas socio-emocionales ¿En qué consiste la crisis existencial?

 In Coaching 4 Evolutions. Las Etapas del Desarrollo, Equipos y Liderazgo. Coaching con Lean para Organizaciones, StarT. Emprendimiento desde tu Don, Tu Mejor Versión, Vida Salvaje de las emociones y los pensamientos.

¿De dónde sale la motivación del ser humano? ¿Existe alguna forma de priorización de los objetivos? ¿Existe una jerarquía de objetivos? Y, yendo un poco más allá, podemos llegar a la gran pregunta ¿Existe un criterio que marque la jerarquía de los objetivos?

La respuesta es un rotundo sí. La Teoría del Desarrollo demuestra que en cada etapa de la vida existe un motor de todos los comportamientos del ser humano. En cada etapa hay un principio que contesta a la pregunta de ¿Para qué? Una de las principales del ser humano, la criatura en constante búsqueda de sentido.

El ser humano en busca de sentido

Víctor Frankl vivió durante años la terrible experiencia de los campos de concentración nazis de Dachau. Frankl explica[1] cuál era la razón de que algunos prisioneros sobrevivieran mucho más que otros: sencillamente, estaban conectados con el sentido de su vida, fuera su familia, sus proyectos o cualquier otro.

Nuestra vida se compone de objetivos y de las dificultades para alcanzarlos. Estos objetivos pueden ser conscientes o no, libremente elegidos o aprendidos. La clave de una vida satisfactoria, plena de bienestar y de alto rendimiento, es que esos objetivos estén coherencia con lo que en ese momento es más importante en tu vida.

Julia tenía una relación horrible con su pareja, pero sabía que tenía que aguantar. Hace ya un tiempo que descubrió que la felicidad era lo más importante para ella y se había puesto el reto de que su matrimonio no fracasara y de que sus hijos crecieran felices. “Tengo que disfrutar de lo que tengo, ¡soy una privilegiada!”, se dice a así misma.

Va pasando el tiempo y Julia se siente cada vez más desgraciada: no se entiende con su marido, del que no recibe ninguna ayuda en casa ni con sus hijos, los cuales desobedecen por sistema. “¡Es que no les entiendo!”, dice a menudo Julia. Por si esto no fuera poco, cuando recuerda su propósito de ser feliz, la frustración es aún mayor.

Al final de una sesión de coaching, Julia se dio cuenta de la incongruencia de su situación actual. Su descubrimiento fue “Si lo más importante para mí es la felicidad ¡cómo se me ocurre hacerme cargo de todo el peso familiar!”. Al finalizar la sesión, Julia encontró otros objetivos cualitativamente distintos: “Mi reto es encontrar la forma de comunicarme con mi marido para que comprenda que esta situación no tiene sentido para nadie”. “Por otro lado, me doy cuenta de que la situación me supera y muchas veces mi actitud desorienta a mis hijos. No son más que unos niños. También me propongo entenderles, quiero prestarles atención para comprender qué cosas que hago les hace actuar así.”

Cuando “nos reunimos con nosotros mismos” para descubrir qué es lo más importante para nosotros, descubrimos que hay comportamientos y objetivos que antes valían y que ahora no valen. Cuando Julia tenía como sentido de su vida el de “tener una familia y ser coherente con lo que de ello espera la sociedad”, tiene sentido “aguantar”. Aunque suene extraño, encontrará energías y enfoques de la situación para sobrellevarla con resignación. Cuando llega el momento de la vida en que se da cuenta de que la felicidad es lo más importante para ella, entonces todo cambia. Las formas de pensar y actuar anteriores son incoherentes.

La Teoría del Desarrollo explica con detalle que:

  • Hay diferentes motivaciones a lo largo de la vida, que conforman los “etapas socio-emocionales”. En cada una, la vida tiene un sentido diferente para el ser humano.
  • Hay un primer momento en que el ser humano descubre la nueva motivación o sentido, pero necesita tiempo para que todo su sistema madure. Sus objetivos y hábitos de pensamiento, emoción y comportamiento deben alinearse poco a poco con esa nueva motivación.

Este caso nos muestra en concreto la transición desde la etapa de “acuerdo social” o “pertenencia a la comunidad” (y subordinación a la misma) hasta la etapa de “auto-creación”.

El coaching encuentra su máximo sentido en apoyar esta transición. Es decir, su propósito es el de ayudar a las personas que desean conectar con su etapa de auto-creación para alinear en torno a ella todo su sistema de objetivos y hábitos. El resultado es la plenitud del ser humano, traducido en bienestar y rendimiento personal.

Esta transición se realiza de forma mucho más ordenada y con menos sufrimiento utilizando un proceso de coaching o disciplinas similares. El coaching 4 evolutions es una aplicación concreta del coaching adaptada a las personas que están en esta fase de transición.

Las 5 etapas del desarrollo socio-emocional

La Teoría del Desarrollo, además de sostener que la vida del ser humano consiste en una constante búsqueda de sentido, como expone Víktor Frankl, aporta la descripción de las etapas de que se compone dicha búsqueda.

Su finalidad es ofrecer la respuesta profunda que el ser humano se da en cada etapa a la gran pregunta “¿qué sentido tiene mi existencia? ¿para qué? ¿hacia dónde?”. Cuando no encuentra respuesta a esa pregunta, se desencadena una “crisis existencial” que le empuja hacia la siguiente etapa, hacia encontrar un sentido superior. Con suerte, esa crisis impulsará al ser humano a llegar a ese nuevo buen puerto.

Desde el punto de vista socio-emocional, las personas pueden llegar a recorrer 5 etapas. Cada etapa se corresponde con una forma de conseguir la plenitud, el dar sentido pleno a su existencia.

Para mostrar las características en cada una de estas 5 etapas, nos basamos principalmente en los trabajos de Kegan y Laske antes mencionados.

  1. Etapa infantil (no tratada en la investigación sobre desarrollo adulto).
  2. Etapa individualista. El individuo está centrado en uno mismo, en busca de saciar las propias necesidades y deseos, por encima de la consideración de los demás y de cualquier circunstancia. Los demás se consideran desde un punto de vista instrumental, es decir, basado en la pregunta ¿para qué me sirve mi interacción con esta persona? El 10% de la población no supera esta etapa
  3. Etapa de pertenencia a la comunidad. La imagen que una persona tiene de sí misma depende de lo que cree que piensan los demás. Así, la persona crea “otros internalizados”: internaliza las figuras más destacadas de su entorno, incluyendo lo que la persona cree que cada una piensa. Esos personajes internos actúan como guías de sus decisiones y comportamientos, sin que la persona sea consciente de ello. Esta etapa es la más apropiada para la estabilidad de una sociedad tal como la entendemos, por lo que la sociedad tiende a llevar y mantener a la persona en esa etapa.
  4. Etapa de autoría de uno mismo/a, buscando la propia integridad para fluir desde ella. Esta integridad se basa en la estructura de valores construida por la propia persona para sustituir a los “otros internalizados” característicos de la etapa 3. Los valores que en la etapa 3 se encarnaban en los otros y en la sociedad o grupo dejan paso a una percepción o vivencia personal y profunda de los propios valores. Desde ese momento, la persona se ve impulsada a seguirlos, a vivirlos con intensidad. Los valores creados por sí misma se convertirán en su guía. Solo un 25% de las personas alcanzan esta etapa.

La sociedad no invita a superar la etapa 3, que es la más propicia para mantenerla en un statu quo plenamente coordinado y equilibrado, pero las personas en etapa 4 son fundamentales para el desarrollo de la sociedad o grupo al que pertenecen. Estas personas crean nuevos desafíos para sí mismos y para los demás, crean desequilibrios que permiten la evolución en su entorno.

El motor de la persona en esta etapa es, por tanto, la necesidad de congruencia entre la realidad que vive con lo que piensa y siente (parafraseando a Bruce Lipton). Sería algo muy similar a lo que en la psicología humanista se define como autorrealización, tal como la define Abraham Maslow (el Hombre Autorrealizado, 1962).

La clave en esta etapa es la capacidad de crear la propia visión de la realidad de la persona, la auto-creación, lo que implica un desarrollo mental respecto a la etapa 3.

Hablaremos a continuación de los pensamientos de cuarto orden, protagonistas del coaching 4 evolutions, que se centra en la transición de la etapa 3 a la etapa 4.

  1. Conectado con la humanidad. Esta última etapa supera la perspectiva individualista que se crea en la etapa de autoría de sí mismo. El individuo en etapa 4 está aislado en la “jaula de integridad” que supone su personal sistema de Tener un sistema de valores propio presupone que es distinto del de los demás, lo cual fue fundamental para superar la “norma social” de la etapa 3, pero es precisamente esa diferencia entre “mis” valores y los de los demás lo que se debe superar para pasar a la etapa 5. En esa etapa se descubre que los valores esenciales son compartidos y que sólo la historia de cada uno genera que se manifiesten con diferencias accesorias. La etapa 5 es la última etapa vital en esa continua alternancia entre poner el foco en el YO y en LOS DEMÁS.

En la etapa 5, la persona ve a los demás como contribuyentes a la propia integridad y equilibrio. Las personas en esta etapa sienten todo lo que comparten los seres humanos, se ven inmersos en la unidad que forman, la Humanidad. En sus interacciones, reconocen lo que tienen en común con cualquier otra persona como ser humano, más allá de diferencias y de condicionamientos adquiridos. La persona reconoce ahora que su sistema de valores (que antes la diferenciaba y, por tanto, la separaba del resto) es algo universal. La persona ve los valores como aquello que es común y une a la especie humana. Se estima que solo un 10% (o menos) de las personas alcanzan esta etapa.

[1] Frankl, V. El hombre en busca de sentido. Herder, 2013.

Recent Posts

Leave a Comment