Lo que he dejado atrás para verte

 En Coaching 4 Evolutions. Las Etapas del Desarrollo, Tu Mejor Versión, Vida Salvaje de las emociones y los pensamientos.

Me acabo de encontrar de nuevo contigo, vieja amiga, y siento con ello una inmensa alegría. No es porque imagine que eres la más afable de las criaturas o la más cariñosa o la más admirable, sencillamente te veo y lo vivo como un gran privilegio. He dejado atrás mi ceguera y ahora puedo asistir al espectáculo de contemplarte, de sentirte… y de asombrarme por ello.

He dejado atrás una interfaz gris que te hacía gris. He dejado atrás una lente empañada con la que casi no te veía. No quiero ser desagradecido con esas capas que permitieron que mi visión diera sus primeros pasos. Esa interfaz gris y esa lente empañada fueron el capullo que protegía a la crisálida mientras nacía. Pero ya no las necesito.

Hace un tiempo me hubiera dejado arrastrar por la ilusión de sentirme seguro a tu sombra. Te hubiera utilizado como una posesión que me protegiera. Realmente, no te habría visto.

Afortunadamente, lo he dejado atrás, pues me di cuenta de que todos escapamos del mismo miedo a la soledad y descubrí que también tú eres vulnerable. Entonces me entusiasmé al darme cuenta de que podíamos construir un “nosotros” con el que completarnos y protegernos, un refugio que podríamos llamar “hogar”. Realmente, pasamos toda la vida buscando la sensación de paz con la que nacimos.

Pero también dejé atrás esa forma de ver. Hace poco, mi curiosidad vendría por conocer lo que hay detrás de tu misteriosa mirada… Desvelar cómo eres capaz de dar sentido a esto tan complicado que llamamos mundo. Hubiera escudriñado desde la ventana de tus palabras para descubrir la inmensidad de tu universo interior. Pero eso era antes.

Hoy sólo me detengo con los ojos abiertos como platos y el corazón tierno como fruta madura para asombrarme de que existes… y deleitarme en ello. Hoy solo siento lo que nos une. Tu presencia me empapa de tal manera que casi no distingo los límites que había aprendido a ver. Siento que las palabras son solo la música con la que salimos a bailar juntos en esta eterna fiesta llamada vida.

En esta fiesta me siento como aquel niño que fui embobado en su juego, o como cuando me enfrascaba en una película inolvidable o cuando una obra de arte me invadía con su inefable belleza … y en esta fiesta me abandono a un disfrute loco.

Te veo, te siento y solo deseo entregarme a la vida sin tapujos, estar disponible para navegar en las caprichosas olas del plan infinito. No estoy solo y jamás lo estaré, porque he roto el velo que me separaba de mi hogar eterno… que siempre estuvo ahí.

Siento la misma alegría incondicional que cuando sonaba la hora del recreo. Y en este terreno de juego solo me permito pensar aquello que sea imprescindible para sentir, para saborear.

Te veo por fin. Namaste.

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