Los 6 secretos del coaching para gestionar el estrés
Verlo en webinar (canal de You tube de Ben Pensante): https://www.youtube.com/watch?v=DXZbDaplK6M&t=2139s
Imagínate que tienes una situación de esas que ponen a prueba tu serenidad, como un trabajo urgente, una presentación en público o que tu hijo no aprueba. Un poco de estrés es muy dinamizador y es positivo, pero en ocasiones éste se desborda para convertirse en miedo, e incluso despierta tu cámara de los horrores (es una forma de hablar:).
En estos casos, le damos muchas vueltas a cómo ES el problema, cuando lo que en realidad importa es cómo VES el problema. El coaching te ayuda a pasar del “modo estrés” al “modo creatividad”, que te ayuda a buscar nuevas opciones y perspectivas en vez de dar vueltas y vueltas a lo mismo.
En ese “modo creatividad” valoras las cosas de modo más amplio, con lo que encuentras más opciones. Por ejemplo, en estos tres casos mencionados pueden surgirte nuevas ideas a partir de investigar estos campos:
- En el caso del trabajo urgente: ¿Te puedes organizar de otra manera? ¿Qué es lo esencial que deseas conseguir?
- En la presentación en público que te preocupa: ¿Cómo te sientes cuando piensas en el día de la presentación en público? ¿Estás en tu mejor versión cuando lo preparas?
- En el caso de tu hijo que no aprueba: ¿Cómo se siente tu hijo cuando no estudia? ¿Hay otros momentos o hay asignaturas en que sí le apetece? ¿Cómo reaccionas en ese momento difícil?
Como ves, las preguntas te lanzan a indagar las nuevas opciones. El coaching funciona así 🙂
¡Amenaza de supervivencia!
Eso es lo que sentimos cuando dejamos que el estrés campe a sus anchas. Da igual que sea algo tan simple como que no eres capaz de configurar los canales del televisor, en tu mente surge “ESTO ES UN DESASTRE”, “ES LO PEOR QUE ME PUEDE PASAR”, “TENGO QUE SOLUCIONARLO YA”. Es blanco o negro, no hay opciones. O arreglas esto o es el final, en ese momento nadie te convencerá de lo contrario ¡Te invade el pensamiento obsesivo – compulsivo! El estrés es exigencia delirante y desesperación pues tu mente cree que corres el riesgo de perder la vida.
Es decir, el “modo estrés” podría llamarse “modo catástrofe». Se enciende el sistema límbico que solo sabe “luchar o huir” y SE APAGA EL CÓRTEX PREFRONTAL, que es el que podría crear nuevas opciones, nuestra parte pensadora no está disponible.
Ante esto, hay seis cosas que puedes hacer:
- UNO: Pon tu cuerpo a favor. Somos un ESTADO.
Cuando estamos en estrés queremos “luchar o huir”, con lo que tendremos comprimido el pecho y el abdomen, forzaremos el ritmo del corazón y pulmones, restringiendo la actividad del estómago, intestinos y demás órganos… como el cerebro.
También la química que recorre el cuerpo (neurotransmisores) es muy distinta… Y tantos otros efectos, pues el estrés es sencillamente despertar la parte salvaje del mamífero que somos.
Tenemos un cuerpo distinto según nuestro estado, lo que genera unas conexiones neuronales distintas en todo nuestro sistema nervioso y por supuesto en nuestro cerebro. Esto da como resultado el panorama mental antes explicado.
Explicamos esto para comprender que la primera pauta para reducir instantáneamente el estrés es cambiar nuestro cuerpo ¿Cómo? Enviándole un mensaje de calma
RESPIRANDO conscientemente y dando atención a las distintas partes del cuerpo. Observarás puntos de tensión que se irán disolviendo al fijarte en ellos. Primero pones atención a los pies, luego tobillos… y así sucesivamente hasta llegar a la nuca, el cuero cabelludo y la cara. Verás que, al sentir cada parte durante un momento, su tensión se reduce, y más si estás respirando conscientemente. Por otro lado, solo fijándote en la respiración, esta se irá armonizando y suavizando.
Respirando y poniendo atención al cuerpo, este recibe un mensaje de calma, al que por supuesto obedece. Todo ello se refleja en el cerebro y luego en la mente.
Esto es una forma más avanzada del sabio consejo de “cuenta hasta diez antes de responder”.
Como ves, no se trata de frustrarte porque surja la sensación de estrés. Ella es buena, pues te activa y en muchos casos te dará los recursos necesarios. Si te fijas, las sensaciones físicas del estrés son las mismas que cuando nos entusiasmamos. ¡Sería una pena no hacerlo!
Se trata, por tanto, de navegar con elegancia en ese mar del estrés, aprovechando el viento de la relajación corporal… y estas otras tácticas que te cuento a continuación.
- DOS: Relativizar. Despierta tu parte racional.
Vamos ahora a por una estrategia para recuperar la parte racional de nuestro cerebro, el córtex prefrontal, que ya se ha despertado gracias a la relajación corporal.
Hay dos preguntas que te permiten salir del “ESTO ES UN DESASTRE Y ES LO PEOR QUE ME PUEDE PASAR”. Estas preguntas que te mostraré a continuación te permiten poner el problema en contexto, valorando su gravedad de forma sensata:
- “¿QUÉ ES LO PEOR QUE PUEDE PASAR?”
- “¿PODRÍA SER PEOR?”
Por duras que sean las consecuencias, siempre serán menos horrorosas que las que se crean en una mente invadida por el miedo.
Al relativizar, pasamos del lenguaje de estrés, que muestra un pensamiento limitado por el pánico al lenguaje y pensamiento expansivo: ¡ABRIMOS LA PUERTA POR FIN A LA CREATIVIDAD!
Para provocar este proceso expansivo y creativo, hay unas preguntas que funcionan muy bien:
- Ante ese “tengo que”, me puedo preguntar “¿Quién lo dice?”
- Y me plantearé “realmente ¿Qué quiero conseguir?”, es decir, “¿QUÉ ESTOY MOTIVADO A CONSEGUIR?”.
Desde ahí puedo ponerme un objetivo que sea motivador, no obsesivo – compulsivo. Dejaremos atrás la exigencia irracional. En coaching sabemos que cuando estamos motivados y orientados por un propósito adecuado, logramos el alto rendimiento y la felicidad.
Finalmente, se impondrá el cerebro racional y te preguntarás la pregunta más sabia: ¿QUÉ PUEDO HACER para lograr mi objetivo SIN PASARLO MAL?
A veces solo valoramos las cosas cuando nos faltan, ¿verdad? Al relativizar ponemos esas cosas importantes en primer plano.
- TRES: Imagina tu propósito, lo que deseas que ocurra (en vez de lo que no quieres que pase).
El secreto del alto rendimiento es imaginar cómo quieres que acabe la actividad que estás realizando, es decir, poner en mente la imagen del objetivo conseguido. Esto lo usan mucho en deporte: se imaginan cruzando la meta en primer lugar o se ven en el pódium como técnica mental de auto-superación.
Un ejemplo muy sencillo: Imagina que discutes con alguien a quien quieres mucho. Al acabar la discusión puedes estar rabioso/a, pero en el momento en que recuerdas la imagen de una buena conversación con él o ella, tu estado y tu perspectiva cambian. Adquieres una disposición en la que casi seguro que tu comportamiento será mucho más adecuado para reconciliarte.
Pon en tu mente la imagen de lo que deseas que ocurra.
- CUATRO: Conecta con los demás y con tu actividad Sal de tu aislamiento.
Fíjate en cómo te sientes cuando estás en estrés: atrapado, en un laberinto, apretado, encerrado… Son las metáforas que te vienen, ¿verdad?
En el estado de estrés, la mente cree que está aislada del mundo y peleada con él (o siendo su víctima). Es irracional, pero la mente es muy convincente.
Esto lleva a una práctica muy sencilla para reducir el estrés:
- Conecta con una actividad, sea la que sea, como si es lavar platos, disfrútala, fúndete con ella. No vale con tomar un café y seguir pensando en el problema que te preocupa, es necesario sumergirse en alguna actividad, como si es ordenar la habitación.
- Conéctate con otra persona, aunque no tenga nada que ver con el problema que te preocupa, alguien a quien te apetezca escuchar y que también te escuche. Es como un bálsamo.
- CINCO: Ríete (si es posible, mucho, y si es de ti mismo/a, mejor)
La risa tiene una energía salvaje junto a una capacidad de relativizar asombrosa. Es la energía de mirar las cosas con distancia, “out of the box”.
Tiene un enorme impacto en el cuerpo:
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- Reduce los niveles de cortisol (conocida como la hormona del estrés)
- Libera dopamina en el cerebro, que es un neurotransmisor asociado a la agilidad mental y la motivación.
- Fortalece el sistema inmunológico y además… es contagiosa.
Es un precioso poder que tenemos a veces escondido. Te invito a convertirte en maestro de la risa o, incluso, de la carcajada 🙂
- SEIS: Vístete con tus dones
¿Con qué te identificas? ¿Con tus dones o con tus discapacidades? Tu mejor versión nace de tener muy presentes tus capacidades, tus dones, y utilizarlos.
En momentos de estrés, es fácil que te encuentres diciendo «es que soy un desastre» o «es que soy muy perezoso/a» o cosas similares. Esto surge como explicación rápida e inconsciente que, si se repite, puede anidar en tu interior y hacerte mucho daño. La recomendación es sencilla: trátate igual que tratarías a un amigo/a y no seas tan exigente o incluso tan cruel.
Todos comentemos errores y a veces no conseguimos lo que deseamos, pero, si lo piensas desde la serenidad, puedes ver que eres una persona que tiene muchos recursos y que desea superar el momento difícil que está atravesando. Un amigo/a te diría que «eres un luchador/a» o «a pesar de las dificultades, eres muy creativo/a», o comunicas muy bien o tienes sentido del humor… o resaltaría de ti cualquier otra cualidad.
Por otro lado, todos tenemos discapacidades y dones ¿Con qué te identificas? Tu máxima expresión consiste en utilizar continuamente tus dones para superar cualquier obstáculo.
No tendría sentido un superhéroe/súper heroína que no usara su super poder.
En este momento de dificultad, después de verlo desde la racionalidad ¿Cuál es la capacidad que puedes utilizar? Vístete con ella y te dará la confianza que necesitas.
Estos son los seis secretos del coaching para superar el estrés ¿Cuál quieres utilizar en este momento?
¡Gracias por tu atención!